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Alimentos
Alex Kirby
BBC, Especialista en Medio Ambiente
Cada vez es más la gente que come más y mejor, como nunca antes se había hecho.
No toda la gente tiene dinero para comprar la comida necesaria.
El consumo de cereales ha aumentado más del doble desde 1970, y el de carne se ha triplicado desde 1961.
Lo mismo ocurre con los pescados. Entre 1950 y 1997, aumentó seis veces la cantidad de peces capturados por el hombre. Pero nada de esto ocurrió por arte de magia, sino gracias a una ayuda especial que se le dio a la naturaleza.
El Instituto de Recursos Mundial dijo, en 1999, que el uso de fertilizantes aumentó de modo muy significativo a partir del 1984. Una de las grandes preguntas es si el mundo puede multiplicar sus cosechas para proveer de alimentos a los 75 millones de habitantes extras que se incorporan cada año al planeta.
Crecimiento de cultivos
Los logros recientes son impresionantes. Mientras la población global se duplicó hasta alcanzar los 6.000 millones de personas, entre 1960 y 2000, la producción de alimentos aumentó por encima de esa proporción.
La cantidad de personas con malnutrición cayó de un 37% a un 18%, entre la década del 60 y mediados de los 90. Pero podríamos tener problemas para mantener esta tendencia. Para comenzar, la mayoría de las tierras más fértiles para cultivos están en uso, con lo cual muchos agricultores tienen que recurrir a tierras marginales.
Además, los terrenos más ricos reciben un fuerte escarmiento: la degradación de sus propiedades, que ya ha provocado una reducción de la productividad agrícola del 13%, en los últimos 50 años.
Por otro lado, muchos de los pesticidas de los que ha dependido el aumento de los cultivos, están perdiendo su efectividad, a medida que las plagas se hacen más resistentes. Otra limitación clave es el agua. El 17% de las tierras irrigadas producen entre el 30% y el 40% de los cultivos, pero en muchos países irá disminuyendo progresivamente la cantidad de agua disponible para la agricultura.
La biotecnología, en principio, puede ofrecerle al mundo cambios revolucionarios, como producir plantas resistentes a sequías o variedades que resistan los ataques de pestes. Pero, a la vez, despierta preocupación por el debilitamiento de recursos genéticos de miles de variedades tradicionales que crecen en pequeñas comunidades en distintos lugares del mundo. Nadie sabe cuáles pueden ser los posibles impactos del cambio climático en la provisión de alimentos.
Pequeños aumentos de temperatura podrían resultar beneficiosos para el clima de países ricos, pero dejarían a las cosechas de los países de la zona de los trópicos en una situación aún más precaria.
Muy poco espacio
Otro de los interrogantes concierne al alto costo para otras formas de vida afectadas por lo que hemos hecho para asegurar nuestra propia provisión de comida. La cantidad de nitrógeno disponible para las plantas es mucho más alto que su nivel natural. De hecho, se ha duplicado, desde 1940.
El exceso de nitrógeno proviene de los fertilizantes utilizados en tierras cultivadas, de los excrementos de ganado y de otras actividades que lleva a cabo el hombre. La consecuencia es que está cambiando la composición de especies de los ecosistemas, reduciendo la fertilidad de la tierra, intensificando el cambio climático y creando zonas en el Golfo de México y otras áreas cercanas a la costa, donde la vida se vuelve más difícil.
La magnitud de la porción de la Tierra que necesitamos para producir nuestros alimentos está teniendo un impacto de importantes proporciones. Ya hemos tomado cerca del 26% de la superficie del planeta (unos 3.300 millones de hectáreas) para desarrollar actividades de agricultura y ganadería. Otros 500 millones de hectáreas se destinaron a urbanizaciones.
Las pérdidas del hábitat por la transformación de las características naturales de los ecosistemas es la principal razón por las cual otras especies están llegando al borde de la extinción. Se está pagando un pecio alto para garantizar la provisión de alimentos, aunque no todos tienen asegurado su acceso a un plato de comida.
El aumento del hambre
La producción de alimentos superó el ritmo de crecimiento de la población. Por el momento, no estamos camino a reducir a la mitad el hambre en el mundo, para 2015, objetivo fijado en las llamadas “Metas de Desarrollo del Milenio”, acordadas en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Aunque la proporción de gente hambrienta está disminuyendo, el aumento de la población hace que se incremente la cantidad de personas sin acceso a una alimentación balanceada. En la década del 90, la pobreza global bajó un 20%, pero el nivel de hambre creció y se incorporaron 18 millones de personas al mundo de los que no pueden alimentarse de modo apropiado.
De acuerdo a la Organización para la Alimentación y la Agricultura (OAA), de la ONU, en 2003, cerca de 842 millones de niños y adultos no tenían suficiente para comer. Un tercio de ellos vivía en África subsahariana.
El hambre y la malnutrición matan a 10 millones de personas por año y 25 mil por día. Eso equivale a la pérdida de una vida cada 5 segundos.
El mundo produce lo suficiente para alimentar a toda la población.
Pero, muchas veces, la comida no está en el lugar apropiado, no puede almacenarse por mucho tiempo, o bien, la gente que la necesita no dispone de los recursos necesarios para comprarla.
Por eso, garantizar comida para todos es más un tema político que científico.
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Fonte:
http://ecosiglo.blogspot.com/
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